miércoles, 4 de agosto de 2010

Reporteros sin protección

José Gil Olmos
México, agosto 4.- La falta de protección a periodistas mexicanos que cubren los distintos conflictos que ha vivido el país, y que van desde los armados y sociales en los años setenta, hasta los vinculados con el narcotráfico en las últimas fechas, lamentablemente no es nueva.

Ni los dueños o directivos de los medios, y mucho menos el Estado, se han preocupado por dar garantías a los reporteros que cubren hechos donde el riesgo a perder la vida es muy alto.

El secuestro de cuatro reporteros en Durango fue, tristemente, el motivo que originó la reacción de los directivos de medios con cobertura nacional -Televisa y Milenio- exigiendo protección para sus trabajadores, cuando esta situación de alto riesgo para los reporteros mexicanos lleva ya ocho años.

Desde 2002 a la fecha, según datos de la organización francesa Reporteros Sin Fronteras (RSF), han sido asesinados 69 periodistas mexicanos, mientras que 11 se encuentran desaparecidos. La mayoría son reporteros de medios locales y sus casos apenas han sido atendidos por medios nacionales de una manera ocasional y hasta marginal.

Sólo durante el gobierno de Felipe Calderón, 38 comunicadores han muerto o desaparecido -10 de ellos en 2010-, de acuerdo con estadísticas de RSF.

Sin embargo, hasta ahora ninguno de esos casos ha sido investigado a fondo y sus responsables han quedado protegidos por la impunidad, pese a que en la Procuraduría General de la República se creó una fiscalía especial, y una visitaduría especializada para reporteros en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

No obstante, la llamada narcoviolencia ya trascendió a los medios locales de información. Sus reporteros han sufrido por años amenazas de muerte para ellos y sus familias, así como levantones, secuestros, hostigamiento y presiones para publicar o dejar de publicar informaciones de algunos grupos del crimen organizado.

Ello se está resintiendo apenas en los medios informativos de cobertura nacional, que no se han preocupado por atender esta situación de peligro, dejando a la deriva a sus reporteros y enviándolos a cubrir hechos violentos sin contar con un protocolo de seguridad y mucho menos con seguros de vida.

Televisa trató con sumo cuidado y sigilo el caso de su reportero Héctor Gordoa hasta que fue puesto en libertad, bajo la condición de que se trasmitieran unos videos con un mensaje de los secuestradores, presuntamente del cártel de Sinaloa.

Denisse Mearker, conductora del programa "Punto de Partida", para el cual trabaja el reportero, decidió suspender la transmisión como forma de protesta.

No sucedió los mismo con Milenio, pues además de pasar los videos, tomó un papel protagónico y hasta trasmitió en vivo, en su canal de televisión, la liberación de sus dos reporteros, elogiando el operativo encabezado por el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quien ha sido cuestionado por la increíble fuga de los captores y, además, está bajo la sospecha de que todo se debió a una negociación.

Ese medio de comunicación protestó de inmediato por el atentado contra sus trabajadores. Sin embargo, en días pasados un alto directivo del consorcio Multimedios declaró que los periodistas que en algún momento fueron atacados o asesinados, seguramente estaban vinculados con el crimen organizado y que por ello no deberían tener un blindaje especial por el trabajo que realizaban. Hoy este directivo de Milenio ha guardado silencio.

La insensibilidad y hasta la mezquindad del gremio periodístico se ha mostrado de distintas formas en este caso. Ningún directivo o dueño de los medios instalados en el Distrito Federal fijó una posición y algunos otros publicaron el secuestro a pesar de que hubo una petición de no hacerlo mientras estaban en curso las negociaciones.

En el caso de Milenio, lo difundió de manera histriónica exigiendo la participación del Estado. Ahora sabemos que por lo menos el director editorial adjunto, Ciro Gómez, habló por teléfono con Felipe Calderón, quien por cierto no hizo un pronunciamiento particular sobre el secuestro de los periodistas.

El plagio de los cuatro reporteros mostró la división, el protagonismo, la competencia mal entendida, los intereses políticos y comerciales, y otras deficiencias que existen entre los medios de comunicación en México, muchas de ellas provenientes no sólo de los reporteros, sino principalmente de los dueños y directivos.

A raíz de este caso salió a relucir la forma en que los medios colombianos enfrentaron de manera unificada el narcotráfico, sólo que no se ha entendido que no fue por un afán de los reporteros como se llegó a acuerdos entre los medios más importantes de Colombia, sino a través de los dueños de la prensa.

Fue hasta que comenzaron a golpear, asesinar, secuestrar, extorsionar y amenazar a los dueños y directivos de la prensa colombiana como su actitud cambió.

Miembros de la clase política y gobernante de ese país, los empresarios de los medios vieron afectados sus intereses particulares, su seguridad y la de su familia, por eso tomaron una posición y establecieron políticas comunes de publicación, mientras que el gobierno colombiano creó un fondo económico para tomar casos urgentes de periodistas amenazados.

Antes de eso, el narcotráfico, especialmente el cártel de Pablo Escobar, ya había cobrado la vida de periodistas colombianos y no pasaba nada.

Una situación similar ocurre en México. Hasta ahora que se sintieron vulnerables, algunos directivos de los principales medios de comunicación han empezado a cambiar de actitud y de posición.

El próximo sábado 7, a las 12:00 horas, por primera vez en la historia del periodismo en el Distrito Federal, se realizará una manifestación silenciosa de reporteros, en protesta por las agresiones y asesinatos perpetrados recientemente contra el gremio en los últimos ocho años.

Sin embargo, esta protesta tendría que ser no sólo por los ataques a los periodistas, sino por las agresiones contra toda la sociedad, es decir, por los 900 menores de edad muertos en esta guerra errática, por los 28 mil ejecutados, por las viudas y huérfanos y, también, por los secuestros y extorsiones. En fin, por el terror y la inseguridad que se vive en el país.

Fuente: www.proceso.com.mx

La Guerra en los Medios

Alejandro Gertz Manero
Cuando el Presidente le declaró la guerra al crimen organizado, abrió también un frente mediático que le fue muy favorable desde el momento en que publicitó ampliamente su orden para que el Ejército hiciera presencia relevante en las ciudades más asediadas por la violencia; estrategia que lo llevó a un nivel de aceptación nacional que permitió equilibrar momentáneamente los cuestionamientos sobre la transparencia y la legitimidad del proceso electoral que lo condujo al poder.

Los estrategas gubernamentales que organizaron ese montaje mediático cayeron seducidos por su propia trampa en razón de la aparente fuerza política de esa propaganda, sin medir que cualquier proyecto publicitario puede colocar momentáneamente un producto comercial o político en el mercado, pero que éste no se va a poder sostener si no tiene fuerza propia y calidad en su oferta.

Cuando el gran impacto publicitario empezó a aminorar y aparecieron las consecuencias de un programa de seguridad que no tenía sustento real para obtener resultados favorables en la vida cotidiana de cada mexicano, dicho proyecto mediático empezó a revestirse en contra, ya que el Ejército mexicano no podía, ni por su número ni por su vocación profesional, hacer las tareas de casi 500 mil elementos policiacos y de seguridad de todos los niveles que, evidentemente, estaban en buena parte coludidos con los delincuentes, lo cual empezó a ser cada día más evidente tanto en los medios como en la población.

La escalada publicitaria de esta "guerra" ha sido abrumadora desde el ángulo oficial, con mensajes permanentes de carácter institucional y con una cobertura periodística y televisiva al mayor nivel, en cualquier caso que le pudiera ser favorable a las funciones del gobierno; pero esa estrategia también empezó a motivar la respuesta de las estructuras criminales, que comenzaron a acallar a los medios y a perseguir a cualquier periodista que de buena fe y en cumplimiento de sus funciones, o por motivos inconfesables, estuviera exhibiendo la violencia cotidiana que ha invadido al país.

De esa forma, los periódicos y medios en la frontera norte fueron silenciándose y, al hacerlo, provocaron un fenómeno paralelo de información a través de internet y twitter, que ha sustituido a la prensa formal, generando, muchas veces, verdaderos aludes de mensajes que han motivado el pánico colectivo, inmovilizando y paralizando ciudades enteras, tanto en la frontera como en el estado de Morelos; convirtiéndose también en verdaderos tribunales populares, como ocurrió con la muerte de una pequeña criatura en el Estado de México.

Esta guerra de información llegó a una de sus peores crisis hace unos cuantos días, cuando fueron secuestrados varios periodistas de medios nacionales, con objeto de obligarlos a publicar mensajes de la propia delincuencia, como había ocurrido días antes, cuando la colusión entre las autoridades carcelarias de Durango y un grupo de criminales, fue exhibida en la radio y en todos los ámbitos de la comunicación a instancias de otro grupo delincuencial, obligando al gobierno a reconocer que, desde los penales, las autoridades organizan a la delincuencia y propician el secuestro, la extorsión y las ejecuciones, dando uno de los ejemplos más descarnados de la corrupción y del deterioro al que han llegado nuestras instituciones.

Ante el secuestro de esos reporteros, las grandes estructuras nacionales de comunicación masiva reaccionaron con justa razón para expresar con toda claridad y contundencia el repudio a lo que está ocurriendo, y como consecuencia, los primeros periodistas secuestrados fueron puestos en libertad por sus captores, y los que restaban fueron rescatados por la policía federal sin haber detenido a los secuestradores y sin una explicación clara de cómo se había realizado ese operativo, pero que sí se utilizó para protagonismos y lucimientos personales que deberían ser inadmisibles ya que, por otra parte, no hay quien se quiera responsabilizar por miles de muertes, secuestros escandalosos, atentados políticos y por toda la violencia que vÍctima al país entero.

Esta nueva escalada de la guerra en que está inmerso nuestro país ahora ha llegado también a la Prensa, a la Radio y a la Televisión y, fundamentalmente, a cada uno de los mexicanos, a los que se nos quiere negar la posibilidad de saber la verdad de lo que ocurre y quiénes son los responsables de esta debacle, y es ahí donde la acción contundente de muchos periodistas que dieron la cara para defender a sus compañeros, ahora tendrán que refrendarla permaneciendo en las trincheras de la verdad, de la transparencia y de la rendición de cuentas, para que en México podamos contar con un periodismo que no permita ni la extorsión de los criminales, ni la propaganda manipuladora de los irresponsables y los corruptos.


Fuente: www.eluniversal.com.mx

RSF: julio fue un mes trágico para la prensa

París, Francia, agosto 4 (EFE).- La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) calificó ayer de "trágico" para la prensa en México el pasado mes de julio tras la desaparición del director del semanario La Opinión, Ulises González García, y el exilio a Estados Unidos del periodista Martín López Castro, del Canal 44.

"El alivio suscitado por la liberación de cuatro periodistas secuestrados el pasado 26 de julio en la región de Gómez Palacio, en el estado de Durango, no ha durado mucho", declaró RSF en un comunicado en el que indicó que el suceso tiene lugar en un mes "particularmente dramático para la prensa", con otros dos asesinatos.

Exigen transparencia
Con los asesinatos en julio de Aurelio Martínez, reportero de la emisora XEDD Radio La Tremenda, y de Guillermo Alcaraz, vinculado a la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua (CDEH), ascienden a 67 los profesionales de los medios de comunicación asesinados desde 2000.

"Se debe hacer todo lo posible para encontrar el rastro" de Ulises González García, agregó Reporteros Sin Frontera, que pidió la "contribución de las autoridades" y "transparencia" en la investigación.

El riesgo de "pagar con su vida el ejercicio de su profesión lleva a cada vez más periodistas al exilio", aseguró RSF, que indicó que el periodista de la cadena Canal 44 Martín López Castro se vio obligado a refugiarse en la localidad tejana de El Paso, en EU, tras descubrir unas pintadas "que le amenazaban con decapitarlo".
 
"Pedimos a los servicios de inmigración de Estados Unidos que accedan, llegado el caso, a la solicitud de asilo de este periodista tal como ya hicieron anteriormente con otros compañeros con el apoyo de Reporteros sin Fronteras", concluyó la organización con sede en París, Francia.

Fuente: www.eluniversal.com.mx

Darán a reporteros chalecos blindados

Chihuahua, México, agosto 4.- Antes de un protocolo de protección y seguridad para los periodistas, es urgente la solidaridad en el gremio; que los medios nacionales se solidaricen con los estatales que sufren constantes ataques y amenazas del crimen organizado, coincidieron directores y empresarios del ramo de la información en Durango.

A raíz de la escalada de violencia que padece Chihuahua, comunicadores y funcionarios estatales se unieron para crear un "Protocolo de Seguridad para Periodistas", que en unos días entrará en vigor y al que se sujetaran, de manera voluntaria, los medios locales. 

Entre las reglas o medidas destaca que los medios de comunicación pondrán a disposición de sus reporteros chalecos antibalas, a fin de evitar resultar heridos al momento de efectuar sus asignaciones informativas. Para la elaboración del protocolo se tomaron como base documentos internacionales sobre el tema e incluso estándares de cobertura de guerra. 

Al respecto, el director de Noticiarios del Canal 12, en Durango, Heber García Cuellar, consideró que más importante que el protocolo de seguridad es la unión en el gremio.

Destacó que en el país, no existen garantías para ejercer el oficio periodístico, de ahí la necesidad de establecer protocolos éticos, de seguridad y protección, pero, subrayó que "el problema de entrada es que no existe una solidaridad gremial, ya que a los medios locales se les ha dejado solos ante las agresiones, intimidaciones y asesinatos que han sufrido".

García Cuéllar aludió a la necesidad de tomar modelos como los utilizados en Colombia, para integrar un bloque que permita contrarrestar las zonas donde, ante la ola de violencia, se ha dejado de reportear.

Al respecto, Sergio de la Parra Juambelz, director de El Siglo de Durango, coincidió en que es necesaria la unidad en el gremio, "el estar unido nos podrá demostrar que obtendremos los resultados esperados".

En Guerrero, los periodistas urgieron al Congreso local que legisle por una ley que castigue los agravios en su contra.

El dirigente sindical de Redactores de la Prensa, sección 25, Cecilio Molina Martell, subrayó que los periodistas de Guerrero ya no pueden ser libres para cubrir determinada información, porque luego reciben amenazas de muerte y no hay una ley que castigue los agravios.

Fuente. www.eluniversal.com.mx