miércoles, 1 de septiembre de 2010

Capturan violencia del narco

Ciudad de México, México, agosto 31.- La captura del narco ha dado a México más de 28 mil muertos en el sexenio y dos reconocimientos internacionales este año... en fotografía.Guillermo Arias ganó una Mención Honorífica en el World Press Photo (WPP) y Alejandro Cossío obtuvo el Premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI). Los dos ganaron con retratos del narco en Tijuana. Los dos han estado en la línea de fuego.

"El fotógrafo no puede preguntar qué fue lo que pasó, debe mostrarlo con imágenes, fotografiar a los muertos para hacer énfasis en que esto es una guerra, para crear conciencia de la gravedad de las cosas", afirma Cossío.

Los dos se han convertido en fotógrafos de guerra, de una guerra casi a ciegas, en la que sólo se conoce a un bando. "Sabemos que uno es el Gobierno mexicano, pero de la otra parte, del crimen, no es tan claro saber quiénes son o qué puede esperarse de ellos", indica Cossío.

A inicios de agosto, el Cisen fijó en más de 28 mil el número de muertos por el narcotráfico en lo que va del sexenio de Felipe Calderón, quien una semana después del cálculo defendió su guerra en un diario francés. "Si ven polvo, es porque estamos limpiando la casa", escribió el Presidente.

Veintiocho mil muertos de polvo no son aliciente para el optimismo."El señor Presidente tiene la responsabilidad de ser optimista para el País. Yo no", afirma Arias.

En febrero pasado, WPP, el más importante concurso mundial de fotoperiodismo, reconoció la foto de un hombre que fue ejecutado mientras tomaba cervezas sentado fuera de su casa.

"Es una imagen de hartazgo, de cansancio, de una 'guerra contra el narco' confusa, que no muestra salidas, la imagen de una guerra desesperada", dijo entonces el fotógrafo.

Cuatro meses después, la policía encontró seis ejecutados en Cancún, a tres les hacía falta el corazón. La semana pasada aparecieron cuatro cuerpos incompletos, sin cabeza ni genitales, colgando de un puente en Cuernavaca.

"Los ejecutaron y los decapitaron. O viceversa. Les cortaron la cabeza y los genitales. Y después expusieron su sangrienta obra a la vista de todos", escribió la periodista española Isabel Longhi-Bracaglia.

Sangre, armas, cuerpos cercenados. Cuando el horror está a la vista de todos es más complicado conseguir una foto que transmita todavía emociones.

"Tenemos que comunicar sensaciones, no dejar que esto se convierta en un circo de sangre", dijo Arias.

"Buscar el lado humano, los detalles que exploren emociones que nos muevan y nos hagan pensar", afirmó Cossío. Los dos a través de cuestionarios por correo electrónico.

El 22 de junio de 2004, Cossío acudió a fotografiar una ejecución y el asesinado era un compañero, el editor del Semanario Zeta, Francisco Ortiz Franco. "No es nada fácil este trabajo a veces. Nunca sabes qué se pueda presentar ante la cámara, la tristeza, la impotencia".

Para la FNPI, que lo premió a inicios de agosto, Cossío concursó con una docena de fotos que tituló "México en el punto de quiebre", retratos del narco desde 2008. "Los grupos del crimen organizado se han dado cuenta de que el gobierno no es invencible", escribió Cossío en la presentación, y el jurado argumentó que la prensa tiende a mostrar lo más evidente, pero que sus imágenes presentaban una narrativa que evoca al cine negro.

El narco puede ser la mamá de un vendedor de droga asesinado que por más que repruebe las actividades de su hijo no deja de verlo como "el más cariñoso y más protector". O la hija del policía asesinado que corre en el cementerio mientras su mamá le pone flores a su esposo, según Arias. Un negocio y la suma de sus muertos, pero en el fondo es la respuesta a la falta de oportunidades para mucha gente. En eso coinciden los autores. Si el narco cercena cuerpos, ¿quién cercena vidas?, se preguntaron.


Fuente: www.reforma.com