domingo, 29 de agosto de 2010

Carlos Mendo, catedrático en el aula magna de la Redacción

Víctor Olmos

España, agosto 29.- No era doctor en Ciencias de la Información (era simplemente un graduado de la vieja Escuela Oficial de Periodismo), pero era el catedrático de periodismo informativo más importante que ha habido en España en los últimos 50 años. Y ejerció su labor pedagógica en el aula magna de la Redacción de Medios tan dispares como dos importantes agencias de noticias, la norteamericana United Press International (UPI) y la española Efe; un diario de referencia, El País (periódico del que fue fundador); una emisora de radio líder de audiencia en España, la SER; un periódico económico, Cinco Días, y dos canales de televisión, Cuatro y Canal Plus.

Mendo acaba de fallecer, a los 77 años, y ya no podrá dar sus lecciones por escrito, al micrófono o ante la cámara, pero los que quieran recibir sus clases magistrales siempre podrán acudir (yo les recomiendo que lo hagan) a las hemerotecas o escuchar sus comentarios grabados o en vídeo.

Mendo se inició en el periodismo en 1956, traduciendo, en la redacción internacional de la agencia Efe, las noticias de la UPI (él y yo empezamos juntos, haciendo lo mismo y en el mismo lugar). Pues bien, mientras se mordía las uñas en busca de los vocablos más adecuados para verter al español las informaciones de la UPI, Mendo estudiaba cómo los norteamericanos, maestros en el arte de informar, redactaban estas; cómo elaboraban el lead (primer párrafo de una información), para despertar el interés del lector y conseguir que este no abandonara la lectura; cómo distribuían los hechos, de mayor a menor importancia, de manera que, si se interrumpía la lectura al final de determinado párrafo, lo ya leído constituía, en sí mismo, una información completa; cómo los finales de cada párrafo conducían al siguiente, lo que propiciaba que el lector siguiera leyendo... Y, sobre todo, comprobó cómo, para conseguir credibilidad, la información discurría sin sombra de opinión, y cada dato y cada cita estaban adecuadamente atribuidos a una fuente fidedigna.

En pocas palabras, Mendo aprendió a contar una historia. Y dicho aprendizaje se detectaba claramente en las crónicas que, en 1957, él escribió para Efe desde la plaza española de Ifni, en el Sáhara Occidental, que había sido atacada por fuerzas marroquíes. Sus crónicas del Sáhara, distintas de las que habitualmente se leían en los medios españoles, le abrieron las puertas de la UPI, para la que trabajó, primero, en su delegación de Madrid y luego en la de Roma... y con tan buena aplicación que, al poco tiempo, le ofrecieron ser delegado de la agencia norteamericana en la capital de España (el primer español que ocupaba dicho cargo).

La fama del agenciero español que informaba con la gracia, la exactitud y la credibilidad de un periodista anglosajón se extendió rápidamente y, en 1965, el entonces ministro de Información, Manuel Fraga, le nombró director gerente de Efe. Desde ese momento, Mendo comenzó a ejercer de catedrático de periodismo informativo, que es el periodismo por excelencia. Convirtió el servicio noticioso de Efe, en aquellos momentos oficialista y anodino, en un servicio moderno, bien escrito y competitivo, que penetró en los medios latinoamericanos, que hasta aquel momento habían estado cerrados a cal y canto a las noticias de la agencia española. Y ya nunca dejó Mendo de dictar clases, pero estas se convirtieron en magistrales cuando, a partir de 1979, ya corresponsal de El País, comenzó a firmar crónicas desde Londres y Washington. Sus crónicas constituyen una lección de periodismo informativo independiente e imparcial, y deberían ser de obligada lectura y análisis en las facultades de Ciencias de la Información. Estas crónicas constituyen, a mi juicio, una importantísima contribución a la enseñanza de cómo hay que escribir en los periódicos. Con la muerte de Carlos Mendo, el periodismo español y la enseñanza del periodismo están de luto riguroso.



Fuente: www.elpais.com