sábado, 13 de noviembre de 2010

Crónica de ocho años de acoso

MADRID, España, noviembre 13.- Luis de Vega (Huelva, 1971) llegó como periodista de ABC a Marruecos por primera vez el 11 de julio de 2002. Antes de deshacer la maleta en Rabat, saltó la noticia de la llegada de miembros de las Fuerzas de Seguridad del reino a un islote cercano a Ceuta que en unas horas se haría famoso, el Perejil.

Era la guinda a unas relaciones bilaterales entre Madrid y Rabat que pasaban por momentos de gran crudeza. El 12 de julio, al día siguiente, el rey Mohamed VI celebró sus fastos nupciales y a palacio no fue ninguna autoridad española, ni siquiera de la Casa Real ni de la Embajada en Rabat. El diario ABC ha contado con corresponsales y enviados especiales a Marruecos desde décadas antes de que este país existiera como tal en la ONU. Todo, desde hace más de un siglo, está contado en las páginas de nuestro diario y nunca, hasta ayer, Rabat había retirado la acreditación a un periodista de esta Casa.

El Ministerio de la Comunicación hizo público un comunicado, a través de la agencia Map, en el que acusaba a De Vega de "difundir informaciones falsas" en la cobertura del conflicto del Sahara Occidental. Invocaba el artículo 22 del código de la Prensa, que exige a "los periodistas profesionales, incluidos los corresponsales, que ejerzan su trabajo en el marco del respeto a la soberanía nacional, la deontología profesional y las leyes en vigor".

Desde 2002 se habían lanzado acusaciones e insultos graves sobre Luis de Vega, decano desde hace dos años de los corresponsales españoles, pero nunca un Gobierno se había expresado en los términos en que lo hizo ayer el de Rabat.

Esas acusaciones se vierten además sobre el resto de corresponsales españoles en el reino, sometidos en los últimos meses a un acoso por parte de las autoridades que ha llegado a poner en peligro su integridad física. Varios de ellos, como De Vega, fueron víctimas de una masa incontrolada de ciudadanos el pasado 5 de noviembre y a punto estuvieron de ser linchados mientras cubrían el juicio a varios saharauis. Antonio Parreño, de TVE, y Eduardo Marín, de cadena Ser, resultaron heridos leves.

Durante la primera sesión de ese juicio, el pasado 15 de octubre, De Vega recibió la llamada de un alto cargo del Ministerio de la Comunicación que le dijo que el titular "Marruecos juzga al Sahara" era un "insulto" al país y que tendría consecuencias. Dos días después el diario más leído del país, Al Massae, ponía al corresponsal de ABC en la diana diciendo que había sido militar de la coalición que invadió Irak en 2003.

El ministro de la Comunicación y portavoz del Ejecutivo, Khalid Naciri, volvió a cargar contra ABC y la Prensa española el jueves en su última comparecencia pública. Calificó de "criminales, y no de militantes saharauis" las fuentes empleadas por los periodistas españoles. La capital del Sahara Occidental permanece cerrada a los periodistas españoles, a los que durante tres días seguidos las autoridades del reino alauí han impedido viajar. Tres periodistas de la cadena Ser, los primeros en romper el vacío impuesto por Marruecos, fueron expulsados ayer de un territorio cuya soberanía sigue en disputa 35 años después de la salida de España.

Sus fotos molestaron
El Gobierno de España hacía ayer gestiones para tratar de hacer dar marcha atrás a las autoridades marroquíes y que restituyan la acreditación a Luis de Vega. También intentaron a lo largo de esta semana que los periodistas pudieran desplazarse a El Aaiún y no fue posible. El Gobierno español mantiene su silencio oficial y la ausencia de quejas.

Luis de Vega ya estuvo en el punto de mira del Gobierno de Marruecos especialmente en 2005 por la cobertura que llevó a cabo ABC de la Intifada en el Sahara Occidental y por el seguimiento de la crisis de las vallas de Ceuta y Melilla. En El Aaiún agentes de Policía visitaron varias veces su hotel llegando a quitarle su máquina de fotos, que le fue devuelta una vez que habían borrado las imágenes. Fue trasladado a dependencias policiales en un par de ocasiones y abordado otras muchas por los agentes que le seguían, como al resto de periodistas, las 24 horas del día.

Ese mismo año las autoridades le advirtieron que su acreditación peligraba por los reportajes que publicó especialmente del seguimiento de los cientos de emigrantes subsaharianos que Marruecos abandonó en el desierto para que no saltaran las vallas de las dos ciudades autónomas españolas.
Fuente:
www.abc.es