miércoles, 17 de noviembre de 2010

Tantos muertos podrían no ser nota

 Para Blanquita Martínez, a dos años de la muerte de su esposo, el periodista Armando Rodríguez

Alejandro Páez Varela
CIUDAD DE MÉXICO, México, noviembre 17.- Algunos amigos y yo tenemos un deporte: revisar cierta prensa de la frontera sur de Estados Unidos. A veces comentamos su cobertura; no periódicamente, pero sí cada vez que tenemos oportunidad. ¿Por qué tanto interés? En pocas palabras, porque nos sorprende cómo han dejado pasar una guerra. Ahora publican más que hace un año y hace dos; como lo hacen la prensa china o la rusa, y particularmente la española o la europea. Pero algunos medios en el sur estadounidense han dejado pasar una guerra: la sangrienta guerra de México. Es cierto que la trágica muerte de miles y miles de mexicanos puede ser traumática para su audiencia, pero, oiga, es una guerra. ¿Será noticia una guerra? Porque esa prensa, que no es la menos, acumula cuatro años de omisiones.

Quizás los mexicanos somos unos corruptos, unos bárbaros, unos salvajes y con este país se aplica esa máxima de que un muerto estadounidense vale (en términos noticiosos) por mil iraquíes, cinco mil afganos, 10 mil africanos y 20 mil mexicanos. Con ese criterio, para cuando lleguemos a los 100 mil muertos será como un choque con cinco fatalidades en un freeway de San Isidro, San Diego, El Paso, Eagle Pass, McAllen, Brownsville, Del Río o Van Horn.

Por supuesto que esta prensa a la que hago referencia sí cubre ciertos eventos de los cuales es imposible sustraerse, como las matanzas colectivas de jóvenes o la caída de capos que están en las listas de la DEA o del Departamento de Estado. Pero las coberturas fuertes vienen de la prensa lejana de la frontera, y de algunas revistas de probado profesionalismo, como The New Yorker y otras. Aunque tampoco es espectacular.

Mis amigos y yo nos hacemos algunas preguntas que posiblemente esa prensa sureña podría ayudar a esclarecer. Y quizás allí sí encuentren nota. Por ejemplo: ¿es noticia o no que decenas de toneladas de cocaína, mariguana, opiáceos o químicos ilegales desaparezcan una vez que cruzan los puentes internacionales y se internan al sur de Estados Unidos? ¿Puede considerarse un tema noticioso que esas cantidades de drogas no tengan dueño en cuanto llegan del otro lado de la línea fronteriza? ¿Es noticia que sus múltiples policías no encuentren estas bodegas -que deben ser cientos y con capacidades para toneladas- en las que se guardan cargamentos que después viajan en convoyes tampoco vistos y se fragmentan para alimentar el mercado a granel más importante del mundo? ¿Es noticia eso? ¿Se habrán preguntado por qué casi cualquiera de los países que están debajo del Río Bravo tienen identificados los cárteles y los varones de la droga y allá, en Estados Unidos, no parecieran tener idea quiénes se encargan de lavar entre 20 mil y 90 mil millones de dólares anuales en ganancias del narcotráfico? ¿Qué esa prensa que no cubre la guerra en México, o toda, no tiene curiosidad por saber por qué cada agencia estadounidense maneja una cifra distinta al año sobre volúmenes de tráfico, de blanqueo de dinero, etcétera?

Como la prensa estadounidense nos ha dado ejemplos de coberturas espectaculares; como la tenemos en un pedestal y la cubrimos de gloria en la cátedra y en las bibliotecas, esa cobertura mediocre genera dudas. ¿No publican ni investigan porque temen que el narco brinque a sus barrios? ¿Temen enfurecer a sus lectores, a los traficantes, a las policías? ¿Temen maltratar a los anunciantes, ahuyentar a sus amigos? ¿Por qué sí cubren con páginas y páginas lo que pasa en Kabul o en Kandahar pero no lo que sucede en Matamoros, Ciudad Mier, Ciudad Juárez, Tijuana…?

Quizás lo que necesitan es otro subcomandante Marcos sexy, otro Vicente Fox chistosito, o un gato atorado en un arbolito que rescatarán los bomberos o Supermán. Y entonces México será, otra vez, tema de su cobertura.

De tantas lecciones que tuvimos de la prensa norteamericana en el pasado, quizás no hemos aprendido en dónde está el mensaje que tratan de darnos esos medios del sur de Estados Unidos. Quizás no hemos entendido que tantos muertos del lado mexicano podrían no ser nota.
Fuente:
www.eluniversal.com.mx