sábado, 18 de septiembre de 2010

Periodistas

Raymundo Riva Palacio
Septiembre 18.- PRIMER TIEMPO: Cuando decir mezquindad queda limitado. Como cada semana, ¡péguenle al negro! Ahora le tocó disparar a Alejandro Hernández, que cuando trabajaba como camarógrafo de Televisa Torreón fue uno de los periodistas secuestrados en Gómez Palacio a finales de julio. Esta semana, al pedir oficialmente asilo en Estados Unidos, dijo que su rescate por parte de la Policía Federal fue un montaje. O sea, para decirlo claramente, Televisa y Milenio, a la que pertenecía otro de los secuestrados, se prestaron a una puesta en escena del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Hernández abrió una puerta que promete convertirse en batalla. Rápido, quienes traen cuentas pendientes con García Luna aprovecharon el momento y sin tener una versión opuesta enfrente durante más de 36 horas, le dieron duro. Este viernes, Ciro Gómez Leyva, director adjunto de Milenio, salió al campo de batalla: Falso. Explicó, al recordar la mecánica del rescate, que no hay contradicciones reales entre la versión de aquel momento y lo declarado esta semana por Hernández. Pero Gómez Leyva, en cuyo medio han vivido el asesinato de uno de sus periodistas en La Laguna, secuestros de su personal y amenazas de muerte, empezó a quitar máscara sobre las varias cosas extrañas que están pasando en el corazón de los medios en esta lucha contra las drogas, caracterizada por la manipulación frecuente de información en algunos periódicos. En específico, citó a El Universal, "mezquino como nadie en su cobertura de aquellos días", sugiriendo, en el colofón de su alegato, que lo que los motiva no es el periodismo, sino una causa.

SEGUNDO TIEMPO: El verdadero amo de El Universal. Primero, sin sustento alguno, publicaron a súper ocho columnas que Édgar Valdez, "La Barbie", no había sido detenido sino que se había entregado. Cuando el embajador de Estados Unidos Carlos Pascual dijo que eran patrañas, no dieron a la respuesta el mismo peso que sus elucubraciones. Ahora son los paladines en la reproducción del dicho de Alejandro Hernández, de que su rescate de un secuestro fue otro montaje de la Policía Federal. Pero no, no se confundan. La familia Ealy no se encuentra en esta cruzada, que es contra la Policía Federal y las Fuerzas Armadas. No se sabe si lo está su director editorial, Jorge Zepeda, porque siempre está ausente, aunque esté presente. Es una vez más el Supermán de la causa juarense, Alejandro Páez, quien no sólo es el subdirector editorial de El Universal sino, para efectos prácticos, el dueño y el amo de lo que se publica y deja de publicarse. Ya una vez este mismo espacio se refirió a él, recordando sus tiempos de adicto, y pronto ofreció a sus superiores que estaba dispuesto a hacerse el antidoping. Bajó el perfil, pero ha vuelto por sus aires. Él es de Juárez y hace en El Universal lo que le place. Nadie le dice que no. Está empeñado en que las fuerzas federales se vayan de su tierra, donde están sus raíces y familiares, y ha hecho de la otrora informativa columna del diario, Bajo Reserva, la trinchera desde donde dispara todo el tiempo en un afán de que a aquella ciudad se le restaure el status quo.

TERCER TIEMPO: Decir mentiras, aumentar los riesgos. Desde hace algunas semanas lo anticipó El Paso Times. Entre los periodistas secuestrados en julio en Gómez Palacio, habría quien pediría asilo en Estados Unidos. Esta semana se supo que se trataba de Alejandro Hernández, que trabajaba en Televisa Torreón. Al lado de su abogado Carlos Spector, que en el pasado ha defendido a delincuentes, dijo que la Policía Federal nunca los rescató, que sus captores los dejaron libres y que fueron utilizados por la autoridad para una especie de montaje. No es lo que dijo Hernández cuando se presentó ante los medios el 31 de julio, porque sus colegas decían, desde ese momento, que todo era un montaje. Él se indignó esa mañana que supusieran que estaban mintiendo, y pidió responder preguntas de sus compañeros. La Policía Federal le proporcionó seguridad personal y durante un tiempo le pagó el hospedaje en la ciudad de México, a donde se trasladó con su familia. Renunció a Televisa y pidió trabajo en la Secretaría de Seguridad Pública Federal. Al final no fue aprobada su solicitud, por lo que cambió del gobierno mexicano, al asilo en Estados Unidos. Hernández está siendo aprovechado en una batalla político-mediática, y muy probablemente no se ha dado cuenta de que es un fusible que se puede desechar. El otro problema es de mediano plazo: ¿qué va a suceder cuando otro periodista sea secuestrado? ¿Cómo van a reaccionar los agentes a los que siempre se les señala de realizar montajes? Las generalizaciones pueden empezar a revertirse a los periodistas. No hay que olvidar que a los de Gómez Palacio le pidieron detalles de connotados periodistas y advirtieron que ahora, "irán por uno grande".