lunes, 25 de octubre de 2010

Preguntando por las fuentes

Día con día
Héctor Aguilar Camín
CIUDAD DE MÉXICO, México, octubre 25.- Suelo poner como ejemplo de la prensa que necesitamos la calidad del diarismo estadounidense, entre otras cosas por la acreditación precisa de sus fuentes.

Un mal ejemplo de esta buena práctica es la pieza publicada por Los Angeles Times sobre Joaquín Villalobos, ex comandante del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador, ahora consultor internacional en materia de seguridad y colaborador de distintos medios, entre otros la revista mexicana Nexos, que dirijo (Tracy Wilkinson: "A top Salvadoran ex-guerrilla commander advises Mexico's conservative president", Los Angeles Times, october 22, 2010).

No sé si las cosas que Los Angeles Times dice sobre Villalobos son verdad o mentira. Lo que sé es que las afirmaciones introductorias de su despacho periodístico no tienen fuente comprobable.

El artículo empieza diciendo que en sus épocas de comandante del FMLN, Villalobos era un "big fan of body counts" (gran aficionado a contar cadáveres.) ¿Fuente? Ninguna.

Segundo párrafo: los funcionarios estadounidenses llamaron alguna vez a Villalobos "the baby face killer" (el asesino con cara de niño) ¿Fuentes? Ninguna. No se sabe quién lo dijo "alguna vez".

Estamos apenas en el segundo párrafo de la pieza de Los Angeles Times y no hay una fuente clara de las afirmaciones del diario, pero ya se ha trazado un retrato moral, duro y sin fuente, del personaje central del artículo.

Pasemos al quinto párrafo. Se afirma ahí que Calderón ve a Villalobos "como una especie de gurú". ¿Fuente? Un alto funcionario mexicano ("senior official") que pide el anonimato y está en desacuerdo con Villalobos.

¿Por qué pide el anonimato el "alto funcionario"? ¿Por qué se lo otorga el diario? ¿Peligra la vida del alto funcionario si se sabe lo que opina? ¿La información que ofrece pone en riesgo la vida o la seguridad de otros?

El reporte sigue refiriendo hechos y declaraciones de fuentes acreditadas, todas las cuales son conocidas y no ofrecen mayor novedad periodística. Pero ha condicionado su lectura con inferencias y afirmaciones que no tienen fuente clara.

Yo supongo que el staff de Los Angeles Times tiene en su archivo de confianza con los reporteros las fuentes en que funda su pieza periodística.

La segunda parte del reporte es mucho mejor que la primera porque las fuentes son claras. Por cierto, el Villalobos de la segunda parte del despacho es más complejo e interesante que el de la primera.
Fuente: www.milenio.com