lunes, 1 de noviembre de 2010

Del contrabando de tabaco al 'silencioso' narcotráfico a gran escala en Galicia

MADRID, España, octubre 31.- El poder y la corrupción. Del contrabando de tabaco a las grandes redes de narcotráfico. Manuel Rivas se introduce en los círculos del crimen gallego que rodean y corrompen la condición humana en su nuevo libro Todo es silencio (Alfaguara).

El escritor parte de sus experiencias periodísticas en las que trata el mundo de narcotráfico en Galicia que, finalmente, acabó muy cerca de controlarlo todo. Ya no sólo el poder social sino también las instituciones en incluso la vida de la sociedad.

Una obra que no sólo se centra en la amistad de tres amigos (Brinco, Fins y Leda) sino que trata de los diferentes rumbos que toma la vida de cada uno de ellos, separados al final a un lado y a otro de la ley.

Todo es silencio está centrada en principios de los años 80 pero tuvo su caldo de cultivo en la década de los 60 cuando los barcos asentados en las aguas gallegas constituían un "constante trajín de tabaco".

Un pueblo junto al mar, "la gran frontera"
Desde Colombia "necesitaban un muelle de desembarco en Europa" y el punto elegido por los carteles es Galicia ya que, geográficamente, "el mar es la gran frontera", tal y como explica Manuel Rivas. Y que escribe en su novela, "hay fronteras, hay contrabando".

Todo este 'negocio' movió "mucho dinero, mucho poder y muchos medios" hasta el punto de que, "hubo penetración en espacios políticos y en instituciones".

La obra Todo es silencio se centra en Brétema, una población imaginaria que puede ser "cualquier" pueblo gallego. Allí, Mariscal -principal protagonista de la novela y capo contrabandista- es quién tiene el poder siendo dueño de prácticamente todo. Un personaje que destaca por su desfachatez y su cinismo.

Una persona elocuente que demuestra "quién tiene la palabra" y, por tanto, el poder. La introducción de sus marcas del lenguaje, como es el latín, "lo identifica como elemento de poder", destaca Rivas. Esta 'marca' también la utiliza como "una máscara de dominio" y que "lo señala como jerarca". Estas ansias de poder producen que, "al final quieres poseerlo todo".

Los personajes, pese a no ser biográficos "son muy auténticos", puntualiza el escritor y periodista. "Es ficción pero es verdad". Cada uno de ellos parten de unos "arquetipos" pero todos acaban siendo "arrastrados por el destino". El propio Rivas explica como, conforme avanzaba la escritura de su obra los personajes fueron rompiendo con su sino.

Y todo dejó de ser silencio
"La boca no es para hablar. Es para callar". Este comienzo del libro no es casual. Todo tiene su porqué y, en este caso, se centra en que la sociedad gallega callaba. "Tienen boca y no hablan. Tiene ojos y no ven. Tienen oídos y no oyen", escribe Rivas en su obra. Sólo cuando la población consigue hablar, el negocio sale a la luz y se 'conoce' y, por tanto, denuncia. Gracias a que 'las bocas hablaron' y todo dejó de 'ser silencio', el narcotráfico no convirtió Galicia en la camorra o mafia siciliana. "La sociedad civil lo impidió", destaca el escritor.

Un papel importante lo tuvieron "las madres" que lograron denunciar los negocios de la droga así como los medios de comunicación. El fisco también golpeó al narcotráfico. Pese a que fueron "redes muy fuertes" lograron desaparecer convirtiendo el problema en "tráfico de contenedores".

Una de las citas de Todo es silencio reflejan a la perfección la situación gallega respecto a los jóvenes: "Mientras trabajas no ganas dinero", una "atracción a los jóvenes" que lleva a lo que Rivas califica como "capitalismo mágico". No sólo en la comunidad sino en todas partes, "es una atracción para los jóvenes" que buscan 'lo fácil' de este negocio.
Fuente:
www.elmundo.es