lunes, 1 de noviembre de 2010

El auto que atropelló la noticia

Defensor del lector
Juan Carlos Núñez Bustillo
GUADALAJARA, México, octubre 31.- Recibí una carta de Luis Herrera en la que plantea dos temas. Sobre el primero, dice: "Se trata de una nota publicada el miércoles 13 de octubre, en la página 21. Lleva toda la plana y se titula: 'El mando único, en 6 meses'. Si lees su primera columna hasta el final de la misma, observarás de inmediato el inconveniente que encuentro en la publicidad que contiene".

El inconveniente a que se refiere el lector es que sobre el último párrafo del texto se imprimió la imagen publicitaria de un automóvil. Los lectores no podemos leer el quinto párrafo de la nota simple y sencillamente porque la fotografía tapa las letras. Además, en la segunda columna la lectura del texto se interrumpe de nuevo por la imagen de una jaula que invade el espacio editorial.

Envié la carta de Luis Herrera al director editorial de Público, Jaime Barrera. Esta es su respuesta: "Por un error la publicidad del mini se puso encima del texto. Cuidaremos que no volverá a suceder".

Si la invasión del espacio editorial por anuncios resulta incómoda para la lectura, el ocultamiento de parte de la información por una imagen publicitaria es una falta de respeto a los lectores. Encontrarse con un auto sobre el texto equivale a encontrarse con un auto estacionado sobre la banqueta. En ambos casos quienes deciden colocar los coches en espacios que no son los apropiados vulneran derechos de los otros. Es bueno saber que no volverá a ocurrir.

Hay otros dos casos recientes en el diario de publicidad que se presentó de manera inadecuada.

El miércoles 6 de octubre se publicó en la página 5 un anuncio "disfrazado" de noticia que se titula: "Aumenta 19% el inicio de obra: Conavi". Lo acompañan otros dos textos. Esa misma página se había publicado el pasado 8 de agosto. El 12 de septiembre traté el caso en la columna. Entonces escribí: "Consulté al respecto a Jaime Barrera, director editorial del periódico, quien me envió la siguiente respuesta: 'Fue una página que compró el anunciante, no tiene los estilos del periódico y por eso no se le puso la leyenda de inserción pagada. A partir de esta confusión se revisará el criterio para incluirlo en publicidades similares ya que siempre deben quedar bien diferenciadas las páginas editoriales de las comerciales'". Pero la página volvió a aparecer sin la advertencia.

El otro caso se publicó el 18 de octubre, en la página 29. El antetítulo del texto principal dice: "Banorte, firme hacia el liderazgo". El título dice: "Find your mini!". En el primer párrafo se lee: "Banamex y BBVA Bancomer tendrán que trabajar muy duro, pues Banorte puede desbancarlos en la próxima década…" ¿Es publicidad? ¿Es información? La confusión se hace mayor porque la nota está firmada por una persona que habitualmente firma textos periodísticos (por lo menos eso parecen). Y esto es grave porque va en detrimento de la credibilidad del reportero y del periódico. Si el mismo reportero firma noticias que se dan a conocer porque son de interés público y firma también información publicitaria, el lector ya no sabrá si lo que aparece se publica porque es periodísticamente relevante o se publica porque alguien pagó.

Para salvaguardar los derechos del lector, y para proteger también la credibilidad del periódico, los códigos de ética de diversos medios de comunicación establecen la obligación de separar con claridad información de publicidad. Esta es la sexta columna en que insisto en ello. He citado lo que dicen al respecto diversos códigos de ética. Van otros tres.

"El ejercicio de la profesión periodística es, por principio, éticamente incompatible con el desarrollo simultáneo de actividades o servicios retribuidos en el ámbito de la publicidad o de la propaganda comercial y en cualquiera de sus manifestaciones y soportes". (Código deontológico de los periodistas catalanes).

"A fin de no inducir a error o confusión de los usuarios, el periodista está obligado a realizar una distinción formal y rigurosa entre la información y la publicidad. (Código deontológico de la profesión periodística).

"Nunca se camuflará publicidad como información. Cuando esto se hace, se engaña al oyente y tarde o temprano se descubre la falsificación. Siempre quedará claro qué es información y qué es publicidad, con la separación oportuna de una y otra […] La publicidad se adecuará a la programación y no al revés. No conviene que las voces de redactores informativos se utilicen en cuñas publicitarias". (Libro de Estilo COPE).

Consulté a Barrera sobre el tema. Esta es su respuesta: "La página de Banorte y la Inmobiliaria se resolverá poniéndole una leyenda de inserción pagada para distinguirla de las páginas de información editorial".

Columnistas
El otro asunto que plantea Luis Herrera se refiere a los columnistas. Señala: "Es sobre la exclusión durante las últimas semanas de la columna de Jesús Silva Herzog Márquez, de los días lunes. Sé bien que entró al terreno pantanoso de los gustos personales, pero qué lástima. Lo sustituyeron por un —me parece— académico local, lo cual, sin duda, es positivo, pero por qué tenía que ser en lugar de Herzog Márquez.

"Creo que era una de las plumas de mayor calidad del diario, más inteligentes, pero se fue, y en cambio, si se me permite el comentario, continúan otros con una pobreza en sus argumentaciones muy lamentables, no sólo por su inmediatismo, sino porque se preocupan por hacer evidente que escriben antes que para promover la reflexión de la sociedad, para exponer la postura de su grupo político (la UdeG, por ejemplo).

"Y qué decir de otras que refieren, con cada nueva columna, sobre una 'revolución' que se avecina 'desde abajo', y —ya verán— parece decir, siempre en un tono tan apocalíptico que no hace más que hacerme sentir frente al púlpito, pero de una religión social".

Sobre la ausencia del columnista, el director editorial de Público, Jaime Barrera, responde: "El caso de la sustitución de Silva Herzog será temporal mientras renovamos el contrato de colaboración con el editorialista".