lunes, 20 de septiembre de 2010

Pura mala leche, Ciro

El asalto a la razón
Carlos Marín
MÉXICO, septiembre 20.- Certero y sensato (bien informado y de buen juicio), el periodista Manuel Feregrino explicó el viernes lo que está detrás del oficio enmascarado de "crítico" (en realidad carroñero), que con ávida celeridad se trepó en la patraña de que "los camarógrafos (uno de Televisa y otro de Multimedios) no fueron rescatados por la Policía Federal, sino liberados por sus secuestradores…".

Vale la pena puntear lo que dijo:

—Me parece lamentable, y es una cultura de varios periodistas, que no estemos acostumbrados a que en México las cosas salgan bien. Nunca. Tienen que salir mal.

—Y si salen bien, es por alguna situación irregular, porque hubo algo truculento. Hay que encontrarle siempre la manera de ensuciar lo que pueda ser, de alguna forma, blanco.

—En México, el elemento comprobable sólo es el ronco pecho del o la enorme periodista. (la suya) Es la verdad absoluta…

Feregrino dialogaba en Radio Fórmula con Ciro Gómez Leyva sobre la columna en Reforma de Miguel Ángel Granados Chapa, extendiendo carta de autenticidad a la versión pretextada por el empleado de Televisa para obtener asilo en Estados Unidos, en el sentido de que su liberación y la del camarógrafo de Multimedios fue un gesto amable de sus plagiarios y casual su encuentro con los agentes federales.

El del columnista, dijo Ciro: o se trataba de "un mal trabajo de reporteo", o un acto "de muy mala leche".

Feregrino señaló también el trasfondo del embuste: la "animadversión de varios o muchos periodistas a Genaro García Luna…".

Desde que dirigió la Agencia Federal de Investigación (que montó una "recreación" televisiva de un operativo antisecuestro), al secretario federal de Seguridad Pública, en efecto, se le cuelga la fabricación, a finales de 2005, del caso Florence Cassez, a quien sin embargo dos instancias judiciales hallaron culpable y sentenciaron, primero a 96 y después a 60 años de prisión.

Contra este funcionario han dirigido sus teclas inescrupulosos "periodistas de investigación" que, aun balconeándole su domicilio, no pudieron comprobarle ilegalidad alguna en la obtención de créditos hipotecarios y en la compra de su casa.

En días recientes, esa misma "corriente crítica" inventó la perversa estupidez de que La Barbie fue atrapado incidentalmente por unos "patrulleros", y que la versión de García Luna Productions, en el sentido de que hubo un largo trabajo de investigación, había sido un "montaje". La recuperación en El asalto… de que la noche misma de la captura, en su página electrónica, El Universal dio cuenta de que unos 120 policías federales celebraron esa detención en una taquería, no sofocó los insanos apetitos de ciertos "orientadores sociales".

La convenenciera versión del camarógrafo de Televisa sobre su imaginaria "falta de apoyo policiaco" ha servido a La Jornada (que durante seis días nunca se ocupó del secuestro), a El Universal y a Granados Chapa (uno de los grandes propaladores de la mentira que una viejita de la Zongolica fue "violada y asesinada" por soldados) para dar otra lección de periodismo comprometido.