miércoles, 29 de septiembre de 2010

Adal Ramones

Mala nota.
Acrópolis
Heriberto Medina
SALTILLO, México, septiembre 29.- Adal Ramones no defraudó, su conferencia fue exactamente lo que se esperaba. En las instalaciones del Tecnológico de Monterrey Campus Saltillo y ante un auditorio formado en su mayoría por jóvenes, a quemarropa espetó: "Levanten la mano los que son de la prensa" y una vez identificados comenzó una serie de insultos: "Esto es para estudiantes, para gente que sí estudió", dijo, para luego calificar a los periodistas como "ratas de asfalto" y a la libertad de prensa como "un mal necesario". 

El evento tenía como objetivo contribuir en la formación de líderes, ahí se presentarían, quiero entender, personas que son ejemplo a seguir para la juventud. La reflexión es obligada, ¿qué clase de ejemplo aporta el comediante regiomontano?, ¿cuánto cobró por venir a Saltillo a insultar a los reporteros y a desestimar el ejercicio periodístico como profesión?, ¿qué piensan sobre la prensa los jóvenes que asistieron al evento, después de escuchar los conceptos emitidos por Ramones?, ¿los directivos del Tecnológico presenciaron la conferencia?, ¿no les causó pena esa tan inefable disertación?

Las instituciones de educación superior tienen una responsabilidad frente a la comunidad, la formación de profesionistas que contribuyan a mejorar el entorno social y también, de algún modo, deben rendir cuentas a la comunidad.  Es de dudarse que la charla del conductor televisivo contribuya a formar líderes, más bien, por las afirmaciones que realizó, podría pensarse que sus aportaciones van en sentido contrario.

Llama la atención el ideario de Ramones en torno a la libertad de prensa. Primero en forma particular avergüenza a los compañeros reporteros que cubrieron el evento, luego generaliza en torno a los periodistas y critica el periodismo mismo. Agarra corte parejo y engloba con su afirmación, lo mismo a quienes han muerto cumpliendo el deber de informar, que a quienes ejercen sin ética esta profesión.

Habría que aclararle al showman que la libertad de prensa es un derecho humano fundamental, que es un factor esencial en los regímenes democráticos; habría que mencionarle los nombres de Ida Tarbell, Francisco Zarco, Andrés Quintana Roo, Belisario Domínguez, José María Coss, Jesús, Enrique y Ricardo Flores Magón, Julio Scherer, Jesús Blanco Ornelas; habría que decirle que los periodistas, y más en este particular momento de la historia, arriesgan su vida todos los días para llevar información a las personas; habría que decirle que, para los periodistas, la vida es mucho más difícil que presentarse ante un auditorio o frente a una cámara de televisión para decir ocurrencias graciosas; habría que aclararle que este país en el que vive y que la libertad de la que goza para insultar a los reporteros, se forjó gracias al esfuerzo y porque no, a la sangre, de muchos periodistas.

Y no se trata de un tema menor, el insulto impune, el descrédito de una profesión, no se puede considerar bajo la simplista lógica de que "las cosas se toman de quien vienen", entonces ¿si este no es un asunto de importancia, entonces cuál será?

Aparentemente, la molestia del conductor de programas de entretenimiento se debió a la publicación de una visita que realizó a un table dance, sin embargo, eso no justifica la descalificación fácil; su reacción no es diferente a la de muchos potentados, en cualquier latitud del mundo, que la emprenden contra el espejo porque no les gusta la imagen que ven, no alcanzan a entender que no es culpa del espejo, no comprenden que la solución no es destruirlo, después de todo el espejo sólo refleja la realidad.

Fuente: www.vanguardia.com.mx
Imagen: Aspecto de la edición digital del diario Zócalo Saltillo en la que se difunde la nota de El Universal sobre la asistencia de Adal Ramones a un table dance.