sábado, 4 de septiembre de 2010

Cerebro y futbol

Roberto Gómez Junco

Ciudad de México, México, septiembre 04.- Hoy, en el afán de sacar lana, la Selección Mexicana tendrá ante Ecuador un partido de preparación (¿para qué?), sobre el caucho del Omnilife y dirigida ¡por Efraín Flores!

Así podría resumirse el sui generis encuentro futbolístico de esta noche, sobre el cual no habría nada más qué agregar ni algo sustancial o digno de ser mencionado.

Casi casi obligado, en cambio, resulta en estos tristes momentos el mencionar algo sobre Germán Dehesa, un brillante analista de la realidad mexicana, magnífico editorialista, dramaturgo, literato y escritor; pero además, un inteligente aficionado al futbol y ferviente seguidor de los Pumas.

En la actualidad, Dehesa sigue siendo uno de los mejores ejemplos para demostrar que a los intelectuales en particular y a la gente pensante en general también les puede gustar el futbol.

En México y en todo el mundo, ahora y siempre, mentes destacadas en otras áreas por su lucidez, se han acercado en mayor o menor medida a este popular deporte-espectáculo, a este fenómeno social llamado FUTBOL.

Juan Villoro, Rafael Pérez Gay, Héctor Aguilar Camín, Javier Marías, Enrique Vila Matas, Albert Camus, Eduardo Galeano, Manuel Vázquez Montalbán, Mario Benedetti, Eduardo Sacheri, por mencionar sólo algunos de los grandes escritores que públicamente manifestaron o siguen manifestando su predilección por el futbol y por determinado equipo.

Aunque más editorialista que escritor, de similar estatura intelectual era Germán Dehesa, y con ellos compartía la afición y el gusto por este juego. Si en ámbitos más importantes se le reconocía y seguirá reconociéndosele por su capacidad para entender, su solvencia para describir, su valentía para denunciar y su sentido del humor para aderezar todo lo que entendía, denunciaba y describía, en el ámbito futbolero será recordado como uno de los más pensantes seguidores con los que los Pumas han contado en su historia; y sobre todo, como una prueba resplandeciente de que cerebro y futbol pueden ir juntos (aunque, como tal vez él mismo hubiera dicho, en el balompié mexicano haya uno que otro descerebrado tomando las decisiones importantes).

Así como Jorge Valdano sería un inmejorable ejemplo de un hombre de futbol capaz de convivir sin desentonar con los intelectuales, Dehesa se distinguió entre quienes no por desarrollar el intelecto a elevados niveles dejan de encontrarle cierto encanto al futbol.

Por eso dentro y fuera del mismo, como a pocos, a Germán lo extrañaremos... porque Dehesa inteligencia no hay mucha.



Fuente: www.reforma.com