jueves, 7 de octubre de 2010

Sara Carbonero y las reporteras

Crónicas de un diplomático jubilado
Inocencio Arias
ESPAÑA, octubre 07.- La periodista Carbonero se convirtió durante el Mundial en un icono nacional. Independientemente de su profesionalidad, que no se cuestiona, resulta evidente que su más que agradable físico y su relación con Casillas, un jugador que ha salvado incontables partidos de la selección y de su club y que afortunadamente no levanta ampollas en las aficiones de otros conjuntos, han contribuido a ponerla en órbita y a ser pasto de las revistas del corazón.

La fama de la agraciada Carbonero no ha rebasado excesivamente nuestras fronteras, todo es relativo, la pelea por las primarias socialistas de Madrid, archireflejadas en los medios de la capital española, han tenido escasísimo eco fuera de nuestro país a pesar de su evidente relevancia (recogían, eso sí, que una Agencia internacional nos ha rebajado la calificación de solventes, hay meses en que uno no está para nada...), pero el fenómeno de la reportera de deportes vistosa  empieza a extenderse con dividendos para la cadena que la utiliza.

Un caso ruidoso en Estados Unidos es el de la mexicana Inés Sainz, antigua Miss Universo, que armó un taco hace días cuando se presentó sugestivamente vestida en un entrenamiento de los New York Jets. La Sainz tiene un cuerpo que hace subir la temperatura ambiente, la de los hombres por razones obvias y la de las mujeres, como apunta el Philadelphia Daily News, "porque ellas matarían por tener una figura parecida". El hecho es que los jugadores pararon, silbaron y se pusieron revoltosos. El revuelo saltó a la prensa. La Liga profesional llamó la atención de los Jets por faltarle al respeto a una profesional de la prensa mientras que, por el contrario, algunos santones de la radio, muy oídos en el país como Russ Limbaugh, dijeron que la joven tenía la culpa porque "iba pidiendo guerra" con su indumentaria.

Una periodista, antigua deportista, afirma que los jugadores, a veces, se comportan como cerdos  y que una reportera deportiva tiene inmediatamente que aprender tres reglas, no flirtear, hacer preguntas con conocimiento de los temas y vestirse como periodista. Por supuesto que no debe entrar en el juego, como parece ha incurrido la Sainz, de ser utilizada por su cadena como un símbolo sexual. No puede, a la semana de aparecer en una revista posando en bikini, presentarse en un entrenamiento con una ropa levemente atrevida.

Lo que otros tratan de machista. Los hombres pueden ir al trabajo vistiendo lo que les apetece, las mujeres, no. Según Eva Tahmincioglu si ellas llevan pantalones o trajes largos como Hillary Clinton se las ridiculiza como  "frígidas retorcidas", si se visten de un modo sexy como la Sainz o la política Sarah Palin los hombres también se cachondean comentando que no visten apropiadamente: "¿Cual es el atuendo adecuado para una mujer que hace las labores que vienen realizando los hombres?

Al agravio de las señoras de Hollywood, incluso las despampanantes, que se quejan justamente de que al rebasar los cuarenta y cinco años los papeles empiezan a escasear mientras los hombres siguen  obteniendo contratos y haciendo de galanes (Harrison Ford etc...) rebasados los sesenta, se une ahora la queja que traerá cola de la forma de vestir de las periodistas deportivas. Solo faltaba que, además, ganaran menos que los hombres. 

Fuente: www.elmundo.es